¿Política de I+D+i en mi organización? Me suena a chino….

 En una situación de crisis económica como la actual, en la que las inversiones están más que nunca en entredicho, la innovación puede ser una de las grandes perjudicadas, si bien gran parte de los expertos económicos a nivel mundial coinciden en que la I+D+i resulta fundamental a la hora de construir un modelo económico sólido para una región.

Por desgracia, muchas organizaciones consideran a sus departamentos de innovación un mero centro de coste, cuando en realidad la innovación debe ser el motor que impulse nuevas ideas y que genere nuevos productos para fortalecer su competitividad en el mercado.

 El desarrollo de proyectos I+D+i supone un desembolso económico que hasta ahora venía siendo soportado por líneas de ayudas públicas que a día de hoy cada vez son más escasas, por lo que la iniciativa privada toma un papel fundamental.

Las organizaciones deben disponer de una política de innovación tecnológica que esté perfectamente alineada con sus objetivos de negocio, y a su vez, la alta dirección debe formalizar su compromiso con el desarrollo de la I+D+i asegurando los recursos adecuados para su desarrollo. Es así como se logra que la inversión realizada retorna en forma de beneficios: nuevas ideas, obtención de patentes, detección de oportunidades, etc.

Una vez dado el paso y se disponen los recursos necesarios para ejecutar la I+D+i, la propia organización debe auto exigirse un fuerte nivel de gestión y control sobre las actividades desarrolladas. La dedicación de recursos y los gastos asociados deben planificarse adecuadamente, en base a los objetivos de negocio, de forma que el aprovechamiento que se obtenga de ellos sea máximo.

El conseguir adelantarse a los competidores al detectar una necesidad en el mercado antes que nadie, la mejora del proceso productivo, o la agilización de la comercialización de nuevos productos son ejemplos de los resultados que ofrece a una organización desarrollar innovación.

El control de las actividades y de los proyectos de innovación no es suficiente. Es posible exprimir al máximo los recursos disponibles, pero la organización debe ser capaz de explotar convenientemente los resultados obtenidos, muchas veces intangibles, y lograr cuantificar los beneficios que aporta a la organización para que el nivel de la inversión en innovación se mantenga.

Si la política de I+D+i de la organización está correctamente alineada con los objetivos de negocio, el plan de explotación de los resultados de la innovación va a ser mucho más sencillo de desarrollar y acometer, ya que esos resultados van a repercutir de forma mucho más directa sobre el desarrollo de negocio de la organización.

Si a ello le unimos una correcta protección de las nuevas ideas, junto con una transferencia de tecnología adecuada hacia los departamentos de producción, el camino hacia el éxito es el adecuado.

Foto: Copyright (c) 123RF Stock Photos