El Lunes me pongo a dieta

Brindis al fomento del Emprendedor Interno

Recién estrenado el 2013, quien más y quien menos ha echado la vista atrás para analizar cómo ha ido 2012, y se ha planteado una serie de buenos propósitos para el nuevo año que iniciamos. Nos proponemos nuevas metas y retomamos planes inacabados, pero pasadas unas semanas la rutina diaria acaba por enterrar la mayoría de esas intenciones hasta un nuevo inicio de año o, en el mejor de los casos, hasta finalizadas las vacaciones de verano.

Todos queremos mejorar, el mero hecho de plantearnos nuevos retos lo demuestra, pero las buenas intenciones no son suficientes.

Debemos ser realistas y fijarnos unos objetivos alcanzables, y junto con ellos marcar unas fechas que seamos capaces de cumplir. La persistencia es el siguiente elemento que necesitamos, por mucho que nuestras obligaciones diarias consuman la mayor parte del tiempo que disponemos, debemos hacer el esfuerzo de encontrar periódicamente un hueco para revisar esas metas que nos hemos fijado, verificar el grado de cumplimiento y replantearnos fechas u objetivos, sin dejar que caigan en el olvido.

En el último curso al que asistí sobre habilidades personales, cada uno de los asistentes tuvimos que escribir nuestra propia hoja de ruta para los siguientes doce meses. Redactamos en un papel los objetivos que queríamos cumplir junto a cómo íbamos a llegar a alcanzarlos, y nos propusimos leer aquella hoja cada quince días durante todo el año siguiente.

En el ámbito profesional, al igual que nuestros proyectos personales, los proyectos que gestionamos deben tener definidos unos objetivos medibles y alcanzables, entre otras características, y han de disponer de una planificación de los trabajos a realizar. Periódicamente, y de una forma sistemática, debemos realizar una revisión de sus variables principales (alcance, plazo y coste), actualizar el plan de riesgos, poner en marcha aquellas acciones que sean necesarias para prevenir o corregir posibles desviaciones, etc.

Se trata por tanto de establecer un plan de seguimiento en la ejecución de nuestros proyectos, de forma que las revisiones que hagamos no sean fruto de impulsos o de la casualidad, sino que definamos el tipo de seguimiento que queremos dar a cada proyecto y que todo ello quede perfectamente definido en el plan de proyecto.

Con el inicio de un nuevo año, la revisión que casi siempre hacemos puede traernos sorpresas, o simplemente va a confirmar algunas de nuestras sospechas. Pero no esperemos al lunes para empezar la dieta, fijemos un seguimiento periódico durante todo el año de nuestros objetivos y así lograremos garantizar buena parte del éxito de los retos que afrontemos.

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Rafael González

Rafael González

International Project Manager

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