Salud organizacional, ¿preparado para el reto?

Salud organizacional,

Cada día existe una mayor curiosidad en las Organizaciones por saber cuál es el grado de “salud” que tienen; es decir, conocer hasta qué punto tienen prácticas orientadas a conseguir que sus profesionales se sientan bien, y posean unos niveles de optimismo elevados.

Evidentemente decir que esto se hace de manera altruista, sería estar desconectados del mundo empresarial. ¿Y por qué ahora existe tanto interés en los niveles de optimismo?  La realidad es  los estudios que se han realizado sobre la manera en que este nivel influye en las organizaciones, demuestran que existe una alta correlación entre el optimismo y los profesionales que rinden más, que además se caracterizan por tener una mayor energía y porque no sólo se plantean  metas desafiantes sino que también mantienen su intención de alcanzarlas durante mucho más tiempo; y, “casualmente”, todas estas características, al final redundan en una mayor rentabilidad y productividad empresarial.

Si además al optimismo le añadimos la importancia de contar con profesionales emocionalmente sanos, tendremos un binomio capaz de conseguir posicionar a cualquier Organización con una ventaja competitiva única; ya que este es un valor añadido que la competencia no puede copiar o duplicar de manera sencilla y que cobra un especial significado a raíz de los últimos cambios sociales y económicos experimentados empresarialmente  en estos últimos años, donde las evidencias demuestran que para poder no sólo sobrevivir sino también prosperar en un contexto en el que el cambio es una constante, es necesario contar con profesionales con un equilibrio emocional.

¿Y eso en qué consiste?  En saber realizar una buena gestión de nuestras emociones. Las positivas es sencillo hacerlo; pero, ¿de qué manera podemos gestionar bien las emociones negativas como pueden ser la ansiedad, el estrés, la depresión, los conflictos, etc.? Porque una cosa es estar familiarizados con ellas, y otra tratarlas de manera adecuada.

si no suma que no reste
Este es el reto que actualmente tenemos por delante, adquirir una adecuada educación emocional, que implica el ir aprendiendo a gestionar bien nuestras emociones para que éstas incrementen nuestro nivel de bienestar.  Un reto que la educación académica no cubre, o al menos no lo hizo, cuando las personas que estamos actualmente en edad laboral íbamos a la escuela. Y aunque afortunadamente cada día se afronta la educación emocional de una manera integral que abarca desde la escuela a la familia, pasando por la orientación que se transmite desde los organismos públicos hasta la sociedad en general, todavía queda un largo camino de aprendizaje, que es el que algunas organizaciones punteras quieren minimizar para conseguir aportar a sus clientes esa ventaja competitiva que es tan complejo poder imitar.

Y el primer paso que están dando es el de medirse para saber cómo están de sanas, y a partir de ahí, comenzar a trabajar en la dirección más adecuada para alcanzar los objetivos que se propongan. 

 

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Elena Martín

Elena Martín

Directora de Recursos Humanos

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